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Una familia cohesionada favorece el éxito educativo

Una familia cohesionada favorece el éxito educativo

El funcionamiento y el clima familiar en que nace y crece un niño va a determinar unas características económicas y culturales que pueden limitar o favorecer su desarrollo personal y educativo.
Para muchos expertos ningún factor es tan significativo para el rendimiento escolar como el clima que se vive en casa. Y no sólo numerosos estudios destacan esta influencia, sino que el mismo Informe PISA la sitúa como una de las más importantes, y lo constata, sobre todo, en la repetición de los alumnos.

Del análisis realizado por la consultora GAD3 se desprende que la actitud hacia la educación, la cultura y la escuela que los padres sean capaces de transmitir a sus hijos, ejerce una gran influencia en el proceso de enseñanza.
Además, el grado de cohesión y adaptabilidad de la familia resulta muy beneficioso para el desarrollo del niño en la escuela, así como la claridad en sus funciones y la interacción y correspondencia afectiva entre sus miembros.

Como pone de manifiesto GAD3, PISA nos revela que en las familias nucleares se da un menor número de repetidores que en las demás. Por el contrario, es mayor el porcentaje de repetidores en las familias mixtas o monoparentales; donde los padres están fuera de casa, especialmente si la madre no está; y con alguno de los padres en el paro.
Como se puede observar en el cuadro de la izquierda, el porcentaje de alumnos que ha repetido es del 34% en una familia nuclear, frente al 48% en el caso de que la familia sea monoparental y alcanza el 73% en las familias mixtas.

En relación con la presencia de los padres en casa, estadísticamente es mayor el número de repetidores en los hogares donde no están los padres presentes, especialmente si la madre es quien se ausenta, aunque suponemos que esto se producirá en confluencia con otros factores. En los hogares donde la madre no está en casa el porcentaje de repetidores alcanza el 65%; en el caso de que sea el padre quien no esté, el porcentaje es del 49%.

La ocupación de los padres es también importante: el rendimiento escolar es mejor en los hogares donde no hay parados o padres en busca de empleo y existe estabilidad laboral. Según el informe de GAD3, tanto si es la madre como el padre el que está en paro, el porcentaje de alumnos que repite alcanza el 54%, mientras que se reduce a un 32% en el caso de que alguno de los padres esté trabajando a tiempo completo.
Estos datos también se pueden comprobar en el segundo cuadro de la página anterior.


ÉL HÁBITO SE TRANSMITE

Además, cuanto mayor es el nivel educativo de los padres menor es el porcentaje de alumnos que repite curso y mayor es el éxito escolar alcanzado por los hijos. En este sentido, se puede deducir que el hábito de estudiar se transmite de padres a hijos. El nivel de fracaso escolar es mayor en las familias donde los padres han estudiado menos años: tres de cada cuatro alumnos (el 76%) que declara que sus padres han estudiado tres años ha repetido curso, mientras que el número de repetidores desciende a uno de cada cinco (el 21%) en el caso de que los padres hayan estudiado más de 15 años.

Para Luis Carbonel, presidente de la confederación de padres de colegios religiosos –la Concapa–, “se demuestra que si la familia está implicada de verdad, muestra interés y colabora tanto a nivel individual –valorando el trabajo y el estudio del niño en el hogar– como a nivel de centro, hay mayor posibilidad de que ese niño alcance el éxito escolar”. Del mismo modo, a Carbonel le resulta lógico que sea en las familias nucleares donde haya menor número de repetidores, ya que, a su juicio, “para atender a un niño hace falta tener tiempo, lo que resulta más complicado en el caso de que exista un solo progenitor”.

La familia nuclear, sin embargo, “dispone del doble de tiempo”, según el presidente de la Concapa, y si, además, “uno y otro se complementan, van en la misma dirección, saben sancionar y establecer los límites y las reglas, harán que el niño sea más autónomo, esté mejor formado y sea más responsable”.

Desde la escuela pública, Jesús Mª Sánchez, presidente de la Ceapa, considera que “lo importante no es el tipo de familia, sino si los adultos de esas familias pueden conciliar su vida laboral y familiar, y por tanto tienen tiempo suficiente y de calidad para dedicar a sus hijos, darles afecto, fijarles límites y ayudarles en los deberes escolares”.
Además, según el presidente de la Ceapa, “no recibe la misma atención un niño cuyo progenitor o progenitores tienen ingresos altos, que al terminar su jornada laboral no tienen que preocuparse por las tareas domésticas, porque contratan a alguien para ello y por tanto disponen de tiempo y energías, que otro niño cuyos padres tienen largas jornadas laborales e ingresos precarios”.

Por tanto, para Sánchez, “es lógico que haya más alumnos repetidores pertenecientes a familias mixtas no por culpa de este tipo de familia, sino por la ausencia de políticas de mediación familiar, como existen en otros países europeos, que hagan posible que estas separaciones y divorcios se desarrollen sin grandes conflictos ni perjuicios para los menores ni para los propios adultos”.
Por su parte, la presidenta de la Cofapa, Begoña Ladrón de Guevara, incide en que “el niño necesita que sus padres estén físicamente cerca de él para que le puedan ayudar y guiar a la hora de la realización de las tareas”. Ella reclama “más cantidad de tiempo para estar en casa y que, además, sea un tiempo de calidad, de auténtica dedicación a los hijos, y no de otras tareas que se desarrollan en el hogar”.

Según la presidenta de la Cofapa, “los padres no podemos preocuparnos exclusivamente de las notas de los hijos, sino del estudio y del trabajo diario, lo que hará que los resultados a largo plazo sean mejores”. Ella advierte de que “tradicionalmente han sido las madres las que han ejercido esta misión –no en detrimento de los padres ni excluyéndoles–, pero en la actualidad se está dificultando a causa de unas jornadas de trabajo demasiado extensas”.


CÓMO INFLUYE EL CLIMA ESCOLAR

El llamado clima escolar se erige también en un factor determinante para el buen rendimiento académico, según apunta el informe de GAD3. El número de repetidores es mayor en las aulas donde los alumnos no escuchan (el 43% frente al 35%) y hay ruido (el 46% frente a 31%), donde hay que esperar hasta que todos están quietos y se retrasa la hora de comienzo (el 48% frente a 32%), es decir, en las clases donde el ambiente es desordenado y no se puede trabajar bien (el 52% frente al 31%) aumenta el número de alumnos que repiten curso.

Ese factor hay que vincularlo a la relación profesor-alumno, verdadera esencia de la Educación.
Cuanto menor es la valoración y peor es la percepción que los alumnos tienen de su relación con los profesores mayor es el nivel de repetición.
Dos de cada tres alumnos que manifiesta una opinión favorable de sus profesores está en el curso que le corresponde. El número de repetidores es mayor entre los alumnos que perciben una mala relación con los profesores y opinan que no se ocupan de su bienestar, no les escuchan ni tampoco les ayudan fuera de clase.

Por último, hay un problema de actitud ante el estudio en los propios alumnos que parece decisivo.
El porcentaje de repetidores es mayor entre los alumnos que no entienden bien lo que estudian y no relacionan lo que van aprendiendo con lo ya estudiado: no memorizan los detalles, descuidan los puntos importantes y no completan las materias con información complementaria.

Por lo que respecta a la condición de inmigrante, el análisis de GAD afirma que “el fracaso escolar entre estos alumnos es mayor que entre los estudiantes españoles”, lo cual es estadísticamente cierto, aunque hay que valorarlo junto a otros factores.
Por lo general, los inmigrantes e hijos de inmigrantes se escolarizan en centros de entornos más desfavorecidos. Por lo tanto, esta condición no lleva en sí misma a la repetición.
La proporción de repetidores entre los españoles y los inmigrantes es inversa: dos de cada tres alumnos de nacionalidad española examinados por PISA está en el curso que le corresponde (el 67%) mientras que dos de cada tres alumnos hijos de inmigrantes de primera generación ha repetido curso (69%).

Desde la Ceapa se advierte de que “muchas familias monoparentales son de origen inmigrante y no disponen de una red familiar de apoyo ante determinadas situaciones”. Además, para esta confederación de padres “un solo progenitor tiene más dificultades para proveer de ingresos suficientes a la unidad familiar y quizás por ello pueda dedicar algo menos de tiempo, lo que demuestra la falta de políticas públicas de apoyo para las familias monoparentales”.

Por comunidades, en Extremadura ha repetido el 51% de los alumnos de 15 años frente al 22% de los vascos. Además de los alumnos extremeños, tienen índices elevados los de Ceuta y Melilla, Canarias, Andalucía, Castilla-La Mancha o Baleares.
Por el contrario, repiten en menor medida los alumnos de Asturias, Navarra o Cataluña, además de los vascos.


CÓMO INFLUYE EL TIPO DE CENTRO

El análisis de los resultados de las pruebas PISA de 2009 realizado por la consultora GAD3 nos revela que en la repetición también influye el tipo de centro, si es público o privado, y sobre todo si hay “ambiente de estudio”, es decir, un buen clima en las aulas y una actitud positiva ante el aprendizaje.

El porcentaje de repetidores que estudia en centros públicos (el 46%) es el doble que el número de repetidores que estudia en centros de titularidad privada (el 23%). Sin embargo, y aunque en el informe de GAD3 no se analice, hay que tener en cuenta que la enseñanza privada tiene una selección natural previa que no tiene la enseñanza pública.

Lo mismo podemos decir sobre la influencia en la repetición de la educación diferenciada.
Sabemos que las chicas tienen mejor rendimiento que los chicos en todos los tipos de centros, por eso es difícil calibrar la influencia de la enseñanza separada por sexos sin tener en cuenta otros factores que tienen este tipo de centros, por otro lado muy escasos en el caso español.
En general, las chicas suelen repetir menos que los chicos (el 68% de las mujeres está en el curso que le corresponde, frente al 59% de los varones). Por este motivo, en los colegios exclusivamente femeninos el nivel de repetidoras (el 14%) es también menor que en los masculinos (el 20%), y en ambos, el número de repetidores es menor que en los centros mixtos (el 37%).
Desde la confederación de padres de la escuela pública, la Ceapa, su presidente, Jesús Mª Sánchez, no le da valor a los datos sobre repetición en colegios de educación diferenciada, ya que, a su juicio, “están muy sesgados y en España estas escuelas son casi de élite y escolarizan a un alumnado de familias con nivel socioeconómico y cultural alto y medio-alto, y por lo tanto es lógico que tengan menos repetidores que en los centros mixtos”.
Según el presidente de la Ceapa, “de esto obviamente no se puede deducir que la educación diferenciada sea de mayor calidad, algo que no ha demostrado ningún estudio realizado hasta el momento”.


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