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Educar para una buena ‘Higiene mental’

Educar para una buena 'higiene mental'

Los humanos tardamos demasiado tiempo en ser conscientes que nuestros actos tienen consecuencias. Decía el filósofo inglés Georges Berkeley: “Levantamos primero la polvareda y luego nos quejamos de no poder ver”…

Es frecuente que nos quejemos de las consecuencias de los resultados de nuestros actos y no nos percatamos de que nadie salvo nosotros mismos somos los que con nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes labramos nuestra felicidad o nuestra desgracia.

El objetivo de la higiene mental es favorecer el equilibrio de la persona, que por su madurez es capaz de movilizartodos sus recursos personales, su energía y potencialidades en beneficio propio y de los demás. De ahí la importancia de educar al niño y al adolescente para aceptarse a sí mismo como es y tenerse en gran estima, aceptar sus límites y sus defectos y carencias, pero sin perder su autoestima. Otro aspecto fundamental de la higiene mental y la madurez es aprender a soportar frustraciones sin romperse y mantener el equilibrio, la serenidad y la calma.

Decía Leo Buscaglia que la educación debería consistir en ayudar a cada uno a descubrir su singularidad personal y a desarrollar esa cualidad y mostrarle cómo compartirla. Padres y educadores no debemos olvidar que el educando debe sentirse realmente como un ser único e irrepetible. De ahí que todo educador inteligente no cese de focalizar la mente del niño y del adolescente en todo lo mejor de sí mismo.

La fuerza de la mente, del pensamiento, es incalculable y si enseñamos al educando a que centre su atención en todo lo bueno, valioso y positivo y en sus posibilidades, lo aumentará y fomentará, pero sin olvidar que para lograr cualquier objetivo importante, la voluntad, la tenacidad inteligente y la autodisciplina, son determinantes para el éxito y la felicidad de cualquiera. La verdadera higiene mental o salud psíquica corre paralela con la inteligencia emocional o inteligencia para la vida que poseen quienes han logrado aprender que no importa que hayamos caído o tropezado muchas veces, sino que hayan sido muchas más las veces que nos hemos levantado, pero con más experiencias, habilidades y fortalezas humanas. Esa higiene mental de la persona auto realizada que pretendemos formar hará posible que el niño o adolescente de hoy sea mañana el mejor amigo de sí mismo como ser humano; sencillo, saludable, seguro de sí mismo como ser humano, solidario y capacitado para la supervivencia, si fuera necesario.

La buena higiene mental dotará al educando de la capacidad de una mayor autonomía, de disfrutar de lo cotidiano, saber tolerar ciertas dosis de soledad y desamparo , gran satisfacción interna y alegría de vivir y por encima de todo, un gran equilibrio psicológico y una actitud flexible, serena y tolerante…


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