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El niño tirano no nace

El niño tirano no nace

Cuando se educa sin enseñar los límites nos encontramos con el llamado síndrome del emperador o del niño tirano. Se trata de niños y adolescentes que dominan a sus padres, en ocasiones hasta el extremo de los malos tratos.

Nadie se sorprendería si se tratara de niños criados en un entorno violento, sin embargo, la Memoria de la Fiscalía General del Estado 2011 expresa que “los malos tratos familiares protagonizados por los menores están proliferando últimamente de forma que como mínimo cabría calificar de preocupante”.Concretamente, en 2010 hubo cerca de 6.500 denuncias: seis veces más que en 2000. La tendencia va en aumento, se da en todos los estratos sociales y los maltratadores son ahora tanto chicos como chicas.

ESTRATOS SOCIALES

¿Cuáles son las causas de estos comportamientos? La Fiscalía apunta a las deficiencias educativas de los niños y adolescentes, más que a otras causas relacionadas con la delincuencia juvenil, como pueden ser la marginalidad.
Más específicamente, la ausencia de reglas de conducta en el núcleo familiar, sin imposició nde límites y normas, que es el resultado de una “sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos,pero no en sus deberes”.

En este contexto familiar, los niños pasan de desobedecer a comportarse de forma claramente violenta y agresiva con sus padres.
Si los padres añaden a su estilo educativo permisivo la desacreditación de la autoridad (maestros, policía, etc.), los niños no aceptan ya ningún control.De ahí que ya no sea infrecuente encontrarse con menores violentos procedentes de familias con nivel económico y social medio y alto.

Asimismo, aunque el perfil del maltratador mayoritario sea el de adolescentes masculinos en familias monoparentales –que se han criado sólo con su madre y hacia la que dirigen losmalos tratos–, las chicas también los protagonizan, y la violencia se extiende ahora hacia abuelos, tíos y otros hermanos.

Cuando los padres se ven incapaces de enfrentarse a la situación que ellos mismos han generado, llegan las denuncias. Los malos tratos de menores hacia sus padres vienen precedidos durante un tiempo de conductas de riesgo que si se abordan con firmeza tienen muchísima eficacia.
Eso es lo que ha tratado de demostrar el terapeuta Pedro García Aguado, director de El Campamento, un reality educativo emitido por la cadena de televisión Cuatro. En la segunda temporada, finalizada en noviembre de 2010, ocho chicos de 18 a 22 años, con graves problemas de conducta, convivieron durante tres semanas en un campamento rural.
El objetivo es que los chicos sigan normas de convivencia, aprendan a trabajar en equipo, respeten la disciplina del campamento, etc.

Los problemas de conducta de los chicos dependen de muchos factores. García Aguado explica a PADRES que ya “desde la infancia se pueden observar a aquellos individuos que desarrollarán trastornos en su comportamiento sino son reconducidos a tiempo”. Y añade que aunque no existen unos síntomas claros definidos, sí existen unos comportamientos que pueden ser el comienzo, como “la no aceptación de normas; no aceptar un no por respuesta y la baja tolerancia a la frustración”.

El terapeuta concreta un poco más las causas de que los menores maltraten a sus progenitores, expresadas en la Memoria de la Fiscalía. “Además de patologías como pueden ser los trastornos límite de personalidad, existen algunos factores comunes en la mayoría de los casos: consumo de alcohol y otras drogas; pérdida de autoridad por parte de los progenitores y trastornos de aprendizaje que terminan con el fracaso escolar”, explica.

AUTORIDAD Y CARIÑO

Los criterios de selección de los participantes de El Campamento los marca la cadena televisiva, afirma García Aguado.
Los padres suelen ser los primeros en contactar con el programa; pero para que los jóvenes finalmente participen, tienen que estar de acuerdo en recibir la ayuda.

García Aguado afirmaque en la mayoría de los casos hacen un seguimiento de los participantes, más allá del programa, que no ofrece la cadena: “Evolucionan bien. Desde mi empresa, estoy ayudando a Estefanía, Xica e Itxiar contribuyendo económicamente en cursos de formación para que encuentren su lugar en este mundo; contacté con una empresa en la que había trabajado Manuel para que le admitieran de nuevo; y puse a Iván en contacto con personas del Ejército para que estudiara la posibilidad de alistarse. Las medidas más eficaces son enseñarles a sentirse útiles”.

García Aguado concluye con una recomendación general: “No hay que ser blando con los hijos.Hay que amarlesmucho y tener mucha paciencia, pero también actuar conmucha autoridad. Si los niños no ven autoridad en sus referentes, que somos los padres, están perdidos. Y no van a cambiar porque lleguen a determinada edad”.


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