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Dos sendas hacia el bilingüismo

Dos sendas hacia el bilingüismo


ENGLISH FOR FUN

Aprender con la experiencia
Hacer sus primeros pinitos en el mundo de la repostería cocinando esas clásicas galletas de inconfundible sello infantil que emulan, por ejemplo, un rostro sonriente o un delicioso astro. Ensayar y representar una obra de teatro o un espectáculo musical en formato micro. Crear figuras o trazos abstractos, experimentar con la mezcla de colores para que el alumno juegue y se exprese a través del arte pictórico. Casi cualquier actividad –siempre y cuando no se asemeje a una rígida clase de gramática– cabe en English for Fun (literalmente “Inglés para divertirse”), un original método para aprender el idioma por la vía lúdica y sensorial.

Dirigido a niños entre 1 y 12 años, por ahora con un solo centro en Madrid (aunque albergando ambiciosos planes de expansión para un futuro próximo), English for Fun ha llegado a España de la mano de su fundadora, Jill Stribling, una pedagoga norteamericana afincada en nuestro país desde hace casi una década. Tras enseñar en un centro de Infantil y a estudiantes de Primaria en el Colegio Americano de Madrid durante los últimos cinco años, Stribling ha apostado por importar su novedoso enfoque didáctico a nuestras fronteras.

Y es que la historia de English for Fun se empezó a gestar en los años noventa, cuando Stribling dirigió un programa de adquisición de competencias lingüísticas para el Departamento de Educación de Los Ángeles destinado a hijos de inmigrantes, sobre todo de procedencia latina. Su aproximación a la enseñanza del inglés como segunda lengua cosechó excelentes resultados, y el programa se expandió a otros lugares de EEUU.

El éxito del método”, comenta Stribling, estriba en el hecho de que “aprendes inglés de la misma manera que has aprendido español: viviendo situaciones cotidianas como cocinar, cantar, bailar, haciendo manualidades, escuchando historias y explorando el mundo en que vives con profesores nativos”.

Otro punto esencial de los “talleres” (así define Stribling las sesiones de dos horas que se imparten en su centro ubicado en la zona residencial El Viso, al norte de la capital) es que estos priorizan el tratamiento personalizado, adaptado a las necesidades del alumno. No en vano, en las diez salas de la primera sede de English for Fun se divierten y asimilan de manera natural el inglés un mínimo de cuatro alumnos y un máximo de seis.
Todos divididos por edades y, si así se prefiere, a partir de un campo experiencial concreto: música, arte, ciencia, teatro...


PROGRAMA BEDA

La hora del bilingüismo en la Concertada
Cuando en 2008 se presentó el Programa BEDA (Bilingual English Development & Assessment), Emilio Díaz, secretario regional en Madrid de FERE –el organismo que agrupa a la mayoría de escuelas católicas concertadas de nuestro país–, enfatizó la importancia que su asociación ha otorgado tradicionalmente al aprendizaje de idiomas. Díaz se remontó a la labor que en este sentido desempeñaban, ya en el siglo XVII, numerosos colegios jesuitas.
También habló de la ingente cantidad de iniciativas sobre enseñanza anglófona puestas en marcha durante los últimos tiempos por los colegios de FERE. Y concluyó que había llegado la hora de emprender un programa que articulase con solidez y rigor el bilingüismo en la Concertada católica.

Concebido en su origen para centros de la Comunidad de Madrid, BEDA ya funciona a pleno rendimiento en otras dos CCAA, Castilla-La Mancha y Murcia. Sin rivalizar con otros proyectos de enseñanza hispano-inglesa impulsados por las administraciones para la escuela pública, el programa aspira a introducir gradualmente (aunque de manera masiva) el bilingüismo en la Concertada. Sin prisa pero sin pausa. Y, ante todo, supeditando la incorporación de los centros a exigentes requisitos que garanticen una enseñanza idiomática de calidad y que no entre en contradicción con otros objetivos irrenunciables de los colegios de FERE.

Implantado actualmente en un centenar largo de centros, BEDA edifica la enseñanza bilingüe en cada uno de ellos a partir de un pilar básico: una estricta formación del profesorado que asegure que cada docente participante está realmente capacitado para desarrollar su tarea en una atmósfera que prima la convivencia e integración de dos lenguas muy diferentes.
De esto se ocupan tanto los departamentos pedagógicos de FERE como otros agentes externos con los que colabora la organización, caso de la editorial Macmillan.

Quizá más importante aún es el modelo de evaluación elegido para verificar que el programa está cumpliendo sus objetivos. FERE ha optado por asociarse con la Universidad de Cambridge, cuyas pruebas de nivel (ESOL Examinations) gozan de gran prestigio en todo el mundo. Cambridge ESOL también se encarga de certificar las competencias lingüísticas del profesorado y de identificar los progresos (o en su caso deficiencias) del programa en su conjunto en cada colegio. A partir de la evidencia, FERE decide si es momento de avanzar hacia el fin último del BEDA (la “excelencia bilingüe”) o de ralentizar su desarrollo.


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